Esta historia que voy a relatarles más abajo, no pasó. Pero me hubiera encantado que pase. Me hubiera gustado mucho haber sacado algún provecho de algunas personas que se han abusado un poquito de mi.
Este me encantaba, bocha de años, enamorada de él y la primera vez que hablamos me dijo tal estupidez que me dio ganas de no verlo nunca más. Pero sin embargo reincidí.
Lindo, galán , moderno. Era ese que todas querían y también el que todas tenían... o teníamos.
Nos peleamos por la diferencia de edad, nunca creí en ella.
Este cuento que voy a escribir a continuación, fue publicado en "El club de la marmota".
Todo la pague con sexo, buen sexo como él me enseñó
Vicky , mi vieja, es muy divertida y tiene cada salidas… Cuando con Alejandra, mi mejor amiga, nos juntamos siempre recordamos los consejos de mi mamá. Desde que su vida cambió con la aparición del rollo sussex, hasta que el huevo se hierve 8 minutos y nada más o lo que hay que hacer si viene un degenerado.
Siempre que recuerdo eso se me marca una sonrisa. Recuerdo que se iba a la noche a estudiar y nos quedábamos en casa con mis hermanos y con Ale esperando a que llegue mi viejo. Antes de salir, mamá nos miraba y nos decía:
-Si viene un degenerado no lo hagan pasar- nosotras nos reíamos a carcajadas , primero porque es lógico que no lo íbamos a dejar pasar y luego porque hacíamos el análisis de cómo sería un posible degenerado. ¿Cómo lo distingo?¿ Hay algún manual?,¿ No era más fácil decir, no le abran la puerta a un desconocido y listo?.
Eso sí, siempre me dijo que nunca hablé con extraños en la calle y menos me suba al auto con uno de ellos.
Era verano, tendría 17 años, iba a la calle Paraná a comprar una remerita, esa noche salía a bailar con los chicos de teatro. Esteban pasó con el auto, frenó y me dijo:
-¿Te llevo?
Mi respuesta fue un rotundo sí, sin pensar en Vicki y sus consejos… Si ella me hubiera visto, si se hubiera enterado, creó que recordaría la paliza que me hubiera dado.
La misma que me hubiera dado si se hubiera enterado también, que me acosté con él en la primera cita… Si ya se, no digo que soy una puritana, me he acostado con hombres en la primera cita, pero no a los 17 años y hace muchos años atrás.
Esteban fue uno de esos hombres inolvidables, lo conocí a los 8 años, era una nena cuando pasaba por la puerta de su casa y lo miraba y él me sonreía. Tenía 33 años más que yo y nunca me habló hasta esa tarde de mi primer verano de egresada. Y aún me cuesta entender como se animó… decía que me lo comía con la mirada… Y puede ser que sea así, siempre me gustó provocar.
El me enseño todo lo que debía aprender. El me explicó como era el sexo y como era el amor, me enseñó a disfrutar, a darle placer al otro, siempre darle placer. Me enseñó a convertirme en un ser inolvidable en la vida de cualquiera y me aclaró desde la primera vez, que yo no iba a ser la mujer que compartiera su vida. Me lo dijo claramente…”Chiquita vos sos una nena, te falta mucho, necesitas un hombre que quiera formar una familia con vos… Y ese no soy yo.”
Estuve en su cama durante casi 20 años, lo vi casarse por segunda vez , vi nacer a sus hijos más chicos, lloré por querer ser esa que compartiera su historia, pero comprendí con el tiempo que no hubiéramos llegado a nada juntos y que tuvimos mucho más siendo dos seres escondidos.
Un día le dejé prestarme plata para comprarme un par de zapatos que me gustaban luego y sin darme cuenta , dejé que me mantuviera. Parece que hay un abismo entre una cosa y la otra pero no lo es, sin darte cuenta un día te compra ropa, otro te ayuda a pagar el alquiler, te lleva al super hasta que todos los meses te entrega un sobrecito con tu plata. Él compró el departamento en el que vivo, en las mejores épocas de la etapa menemista, pagó mi facultad, compró mi primer auto, mi segundo y el que tengo ahora. Y no fue gratis, no, todo lo pagué con sexo, buen sexo como él me enseñó.
Creo que si Vicky supiera que crió una hija que se prostituía sin querer creerlo, no hubiera estado muy orgullosa, siempre le mentí, nunca le conté de donde conseguía mi dinero, inventé trabajos bien pagos, inventé vacaciones en cuotas con mis amigas, mientras mi viejito me llevaba al Caribe.
Mi viejito… odiaba que le diga así… un día le dije adiós y la verdad fue porque ya nada de él me atraía. Ya tengo una mejor posición, un trabajo importante. Soy joven y me enamoré de un hombre que me gusta mucho. Ya no lo necesitaba.
Y el pobre Esteban se ve que sufrió, anoche me avisó su abogado, que había fallecido. Que ni se me ocurriera pasar por el velorio porque antes de morir le contó a su esposa y a sus hijos que siempre había estaba enamorado de mí.
Dejó la quinta a mi nombre y la casita de Pinamar. También la agencia de motos de Avenida Libertador cerca de Las Olas Boulevard. Y abrió una cuenta en dólares para que estuviera tranquila por varios años de mi vida.
Al principio pensé si me merecía todo esto y llegué a la conclusión que sí que lo merezco y que es mío, porque todo lo pague con sexo, buen sexo como él me enseñó.
*Nada es lo que parece o todo es lo que puede parecer