miércoles, 19 de octubre de 2011

Mi ex, el arrepentido

Mi ex se fue de viaje por trabajo. El primer mes me llamó a diario, luego una vez cada tres días, una vez a la semana, cada quince días y  cuarenta días separaron nuestra última conversación.
Me mandaba uno que otro mail, diciendo que las comunicaciones allí eran muy complicadas.
Claramente no le creía, había estado ese verano con él y era como cualquier ciudad del mundo.
Luego de un ultimátum via mail, me llamó y decidí ser yo la que planteara el tema:
- Vos sos el hombre más importante en mi vida. Y serás siempre el más importante, pero creo que hemos tomado caminos diferentes...
(tenía el discurso anotado en mi agenda)
Sentí que se sacó un peso de encima.
Tuvimos una linda separación llena de amor, de dos personas que las distancias separan pero que siguen queriéndose y valorándose.
Al poco tiempo recibo un mail donde me pedía la división de las cosas que teníamos en la casa. Heladera, cama, y otras cositas más...
Me dejó helada. Nosotros ya habiamos separado todo y él se había quedado con toda la plata, así que no creí que me reclamaría los muebles.
Literalmente lo mande a la mierda. Le dije que si me iba a reclamar eso, que pusiera el dinero por los meses de alquiler que no pagó, porque del alquiler me ocupaba yo. O el dinero de alimentos por los momentos de crisis en que no trabajo y no aportó nada.Y que ahora que estaba bien económicamente era lógico que afrontara esas deudas
Supongo que el mail lo hizo sentir un avaro desdichado, por que su respuesta fue un tremendo PERDONAME, no se lo que hago.
No me volvió a hablar por años. Esa situación había borrado la buena separación.
Un buen día de esos que son rutinarios como todos me llegó otro mail. Allí con el corazón en la mano, lejos, en otro país, sin amigos y con una mujer menos boluda que yo, me pidió perdón por todo. Por lo mal que se comportó durante la relación, por no haberme cuidado, por lastimarme. Me dijo que se sentía un miserable y que se arrepentía de haber perdido una mujer como yo.
Chateamos unos días, yo intuí que el esperaba otro tipo de vínculo de mi parte y le aclaré que lo único que podría ofrecerle era una amistad.
Se que no lo tomo bien, pero lo acepto.
Cada día que nos vemos, una vez por año, me dice lo mismo, que fue un boludo por haberme perdido. Y que ese fue su gran error.
Yo lo afirmo con la cabeza, sonrío y me digo a mi misma... mi querido tenés toda la razón



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