miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mi ex y su incontinencia verbal

El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios.
Siempre me gustó ese dicho y en muchos casos está bueno repetírselo antes de abrir la boca y que sea demasiado tarde. Por lo general las mujeres llevamos  el mote de chusmas, de no poder mantener la boca cerrada pero obviamente esto no es solo propiedad femenina.
Uno de mis ex estuvo conmigo muchos años, muy buenos años los últimos y bastante nefastos los primeros.
Luego de poco más de un año en que la relación no iba bien, donde la verdad era yo quien la sacaba adelante, decidí separarme. Una semana antes del 11 S, lo recuerdo muy bien ya les explicaré por que, fui a verlo como cualquier noche y sin darme cuenta le pedí que termináramos la relación.
Acepto encantado, dijo que pensaba lo mismo que yo. Me fui tranquila a casa. Unos días después se apareció en la esquina de mi trabajo con una carta.
La carta de amor más bella que jamás alguien me había escrito. Me decía lo que me amaba, lo difícil que eran los días sin mi. Me pedía una nueva oportunidad.
La leí llorando en la escuela, no quería responder, con que cara le decía a un hombre que me amaba que a mi no me pasaba lo mismo.
Al otro día nos encontramos, él me invitó a pasar el día del maestro en el Jardín Japonés, yo le dije que si, pero  no quería. No me interesaba más. El 11 volví a hablar, le dije que la relación ya estaba terminada.
Me habló medio mundo intercediendo por él. Le pedí a su hermano que lo acompañe. Encontré en la puerta de mi casa una foto rota, cartas tiradas, los recuerdos de la relación a la basura.
De ahi pasó a odiarme, hablaba mal con todos de mi, me insultaba, pasaba por mi casa con la moto a cualquier hora gritando cualquier barbaridad.
Sus amigos y su familia me detestaban.
En navidad recuerdo que pasó con su hermano y su mejor amigo y al llegar a la puerta de casa, me cantaron esta frase de la canción de Gieco : que el traidor puede más que unos cuantos.... y siguieron.
Estoy acostumbrada a no responder a agresiones. Lo dejé pasar y me olvidé.
Meses después volvimos a estar juntos.
Y ahí me tuve que aguantar el odio y la indiferencia de todos.
Mi suegra que no me hablaba, mi cuñada que me aborrecía, mi cuñado igual.
Los amigos no nos invitaban a ningún lado. Y él se enojaba.
Era ilógico, él me había descripto así. Era la harpía que lo había abandonado. Ellos no me iban a querer.
Después de mucho recuperamos el vínculo con el resto y estuvimos juntos 8 años.
A partir de ahí, aprendía a que las palabras son un viaje de ida. Y si hay incontinencia verbal hay que usar Depend plenitud






*vi fotos en facebook, este año fue al Jardín Japones con su nueva esposa.

1 comentario:

  1. Siempre pasamos de sere la salvadora a engrosar la lista negra de suegras y cuñadas.... pero ellos, ellos no se olvidan de lo q es bueno!!

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